martes, 6 de junio de 2017

Modista, un oficio que se reinventa

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Quién iba a pensar que en pleno Siglo XXI iba a haber modistas de oficio, ¿no? De hecho más de uno se habrá imaginado varios años atrás, un escenario típico futurista en el que todos vestíamos de metal, ¿a que sí?

Y es que para la alegría de las colegas, cuando se creía que las modistas se habían extinguido, resurgieron en la industria de una moda líquida que fluctúa con el vintage y la adoración por el "hecho a mano", lo artesanal.

Así es que, sin realizar estadísticas, se puede ver que el oficio de la modista, junto con varios otros, vuelve a pisar fuerte en el mercado regional. Fenómeno que quizás también responde a las crisis económicas, ya que cuando “las papas queman”, priman las reformas de las prendas, la restauración de los placares de las abuelas y la producción propia.

Tampoco se puede dejar de mencionar la otra posible causa: la calidad. La realidad es que a pesar de que la industria textil reproduce prendas “sin ton ni son”, la calidad mermó y al día de hoy solo algunas de las grandes marcas, extremadamente caras, ofrecen prendas hechas con esmero y calidad.

Un ejemplo es el caso de Estela, una costurera de un barrio platense de Argentina, que observa cómo en su pequeño comercio de mercería no para de entrar y salir gente solicitando arreglos, a los que les responde con mezcla de felicidad y agotamiento: "Esto va a estar para el martes que viene no, para el otro". Los clientes, a pesar de la espera, aceptan. No hay muchas costureras en la zona y además parece que Estela se ha ganado la fama de ser "muy prolija". "No doy abasto",- confiesa, y agrega "Siempre me dediqué a los arreglos, pero ahora está viniendo gente a pedir confección, así que estoy pensando en pedir ayuda", - concluye animada.



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